Continuando con el tema de los pinceles, ahora comentaremos cuales son los distintos tipos que nos podemos encontrar en el mercado y su conservación para que nos duren el mayor tiempo posible.
La forma de clasificar los pinceles está basada en la forma de su pelo. Los tipos principales son:
- Pinceles redondos: son los más corrientes. Los hay de distintos tamaños. Terminan normalmente en una punta afilada y se utilizan para pintar todo tipo de detalles, aplicar pequeños lavados y difuminados o para realizar pequeños retoques. Conviene que la pintura se encuentre bastante diluida.
- Pinceles cuadrados: se usan para aplicar pintura espesa.
- Pinceles cónicos: son más anchos que los redondos y son indicados para aplicar pintura en lugares del modelo poco accesibles, donde el pincel debe doblarse o curvarse.
- Pinceles abanico: por su forma son excelentes para aplicar lavados en maquetas o fundir colores y tonalidades que se trabajen de forma bastante diluida.
- Pinceles biselados: están concebidos para pintar y dibujar trazos rectos a mano alzada. Se utilizaban hace tiempo, pero ahora con los sistemas de enmascaramiento se han quedado en desuso.
Limpieza y mantenimiento
Sacaremos provecho de los pinceles si los mantenemos en perfecto estado de conservación y, por lo tanto, de uso.
La limpieza del pelo depende directamente del tipo de pintura utilizado y de su disolvente respectivo.Para limpiar pinceles empleados con medios oleosos, como el esmalte corriente de modelismo y el óleo, se utiliza trementina, aguarrás común o gasolina(esta última es un poco engorrosa de utilizar desde mi punto de vista). Al terminar de pintar, enjuagamos bien las fibras en alguno de estos disolventes e inmediatamente después lavamos las cerdas con agua y jabón hasta eliminar cualquier resto de pintura.
Ahora bien, si empleamos pinturas acrílicas, tintes o acuarelas, para limpiar los pinceles utilizaremos agua, podemos incluso darle primero un lavado con alcohol.
Muchas veces, cometemos el fallo de dejar el pincel sumergido en el recipiente, quizás por el motivo de seguir pintando más adelante o porque vamos a realizar otra operación. Dejar el pincel bastante tiempo sumergido provoca la deformación de las cerdas. Tampoco debemos emplear medios para disolver la pintura de composición fuerte (como la acetona), ya que terminaría por ir quemando el pelo del pincel. Si en alguna ocasión nos olvidamos de limpiar el pincel y la pintura se seca, podemos tratar de limpiarlo con este tipo de disolvente, pero es preferible evitar llegar a este punto.
Es aconsejable, una vez lavados, flexionarlos levemente con los dedos, secarlos con un paño y humedecerlos con saliva para evitar que las cerdas pierdan elasticidad; otra solución es impregnarlos de vez en cuando con aceite de oliva.
Para su almacenamiento, debemos colocarlos con la punta hacia arriba y tenerlos protegidos con una funda protectora. Si no tenemos fundas protectoras, podemos construirlas utilizando diferentes tubos huecos de distinto ancho y tamaño.
